De niño, siempre soñaba con ser profesor, pero lo veía tan lejano porque no podía creer que con la economía tan raquítica de mi familia pudiera existir la posibilidad de estudiar una carrera.
Con muchos sacrificios termine la secundaria, la preparatoria y tenía que viajar muchos kilómetros y madrugar desde las tres de la mañana para poder llegar temprano a la escuela, para que al final no tuviéramos clases o los profesores no no enseñaran.
Cuando termine la preparatoria falleció mi padre y me fui a vivir a la capital para trabajar y estudiar, pero un familiar me inscribió a la escuela de contabilidad. Posteriormente me cambie a la carrera de Ciencias de la Educación y eso fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
Al inicio trabaje como orientador escolar en un Colegio, posteriormente me cambie a docente.
La experiencia como orientador escolar fue de lo mejor, el apoyar a los jóvenes a los profesores y sobre todo vincular a la escuela con la comunidad fue una experiencia única.
He encontrado en la docencia la razón de mi existencia, y yo no concibo mi vida fuera de ella. Lo que a mí me llena es el agradecimiento de mis alumnos, la transformación que logro en ellos, el verlos realizados en su profesión, en su trabajo o como esposos.
La docencia me ha dado grandes satisfacciones a mi vida, he impartido y diseñado cursos, diplomados, talleres, conferencias a docentes y alumnos de Colegio de Bachilleres de Chiapas, eso me ha hecho sentir muy bien, sentirme realizado como persona.
Lo único que no me agrada de esta profesión, es que no todos los docente pensamos, ni deseamos lo mismo, no todos somos comprometidos con nuestro trabajo, con los jóvenes, nos quedamos en el discurso, es siempre lo mismo; criticando al que se prepara, al que innova; en lugar contribuir en la construcción de una sociedad mejor, de una institución de mayor calidad. Pero esta idea por supuesto que no me limita para que yo me siga preparando, trabajando como siempre lo e hecho y sobre todo, aprendiendo de los demás.
Con muchos sacrificios termine la secundaria, la preparatoria y tenía que viajar muchos kilómetros y madrugar desde las tres de la mañana para poder llegar temprano a la escuela, para que al final no tuviéramos clases o los profesores no no enseñaran.
Cuando termine la preparatoria falleció mi padre y me fui a vivir a la capital para trabajar y estudiar, pero un familiar me inscribió a la escuela de contabilidad. Posteriormente me cambie a la carrera de Ciencias de la Educación y eso fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
Al inicio trabaje como orientador escolar en un Colegio, posteriormente me cambie a docente.
La experiencia como orientador escolar fue de lo mejor, el apoyar a los jóvenes a los profesores y sobre todo vincular a la escuela con la comunidad fue una experiencia única.
He encontrado en la docencia la razón de mi existencia, y yo no concibo mi vida fuera de ella. Lo que a mí me llena es el agradecimiento de mis alumnos, la transformación que logro en ellos, el verlos realizados en su profesión, en su trabajo o como esposos.
La docencia me ha dado grandes satisfacciones a mi vida, he impartido y diseñado cursos, diplomados, talleres, conferencias a docentes y alumnos de Colegio de Bachilleres de Chiapas, eso me ha hecho sentir muy bien, sentirme realizado como persona.
Lo único que no me agrada de esta profesión, es que no todos los docente pensamos, ni deseamos lo mismo, no todos somos comprometidos con nuestro trabajo, con los jóvenes, nos quedamos en el discurso, es siempre lo mismo; criticando al que se prepara, al que innova; en lugar contribuir en la construcción de una sociedad mejor, de una institución de mayor calidad. Pero esta idea por supuesto que no me limita para que yo me siga preparando, trabajando como siempre lo e hecho y sobre todo, aprendiendo de los demás.
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