martes, 8 de junio de 2010

¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?


Muchos teóricos has dedicado tiempo para explicar como ocurre el proceso de aprendizaje, muchos se han preguntado qué es lo que ocurre en el cerebro durante el proceso de aprendizaje, pero únicamente son teorías, supuestos, algunas – a mi juicio- muy aproximadas a lo que realmente es el aprendizaje, pero debido a esta complejidad que ha generado este objeto de estudio, resulta irrisorio que se quiera medir u observar únicamente por un examen.

Por otra parte en las teorías mediacionales del aprendizaje se considera que existen factores que median y determinan los aprendizajes, como las historias de vidas, cultura, costumbres, miedos, deseos motivaciones, construcciones teóricas, experiencias diversas que van a influir en el aprendizaje de los estudiantes y que van a permitir que se hagan evidente o no en las practicas evaluativas basadas en un examen.

Supongamos a un alumno que en su historia de vida ha desarrollado temor y rechazo a la autoridad, a que lo cuestionen, que tiene una autoestima baja y que cuando se encuentra en situaciones traumáticas o de tensión se bloquea, por mucho que haya aprendido durante las clases, no resultara favorecido con el resultado.

Las prácticas ritualísticas en las que caemos los docentes hacen que el alumno desarrolle aversión por las evaluaciones.

El aprendizaje es mucho más complejo, tiene que ver con cuestiones más profundas y trascendentales como bien comenta Carl Rogers “una persona aprende, significativamente sólo aquellas cosas que percibe como vinculadas con la supervivencia o desarrollo de la estructura del sí-mismo”, es decir, no solo tiene que ver con un simple cambio de conducta como lo afirman o suponen los conductistas.
Tampoco es válido satanizar o reprobar la práctica de los exámenes. Lo que es reprobables son las practicas rituales y concepciones erróneas en las que caemos muchos profesores. Las evaluaciones estandarizadas pueden ser un buen ejercicio, un buen instrumento que puede informar parte de lo aprendido por el estudiante, pero lo que no es válido, es suponer que una prueba pueda informarnos en su totalidad lo que un sujeto ha aprendido en un proceso.

Por otra parte es importante aclarar que no supongo que todos los contenidos son conceptuales, también existen procedimientos y actitudes, que pueden ser evaluados por una prueba, pero no debemos otorgarles ciegamente todo el valor a ello, ni suponer que estos instrumentos nos informarán en su totalidad lo que un alumno ha aprendido. Como afirma Edgar Morin que el ser humano hay que concebirlo como un ser complejo en autoconstrucción evolutivo-dialógica donde la razón y la locura tienen asiento, y no es un sujeto mecánico, sin lógica, sin voluntad que solo asimila conocimientos sin cuestionarlos y al momento de evaluarlo solo repite lo aprendido. El ser humano dentro de esa complejidad, crea, transforma, recrea, produce, cuestiona, critica y cada uno de nosotros lo hace en tiempos diferentes, espacios diferentes, ante estímulos diferentes. Los sujetos somos seres tan diversos y complejos que hacen que las practicas evaluativas se convierte en una práctica mucho muy compleja.

El docente tiene que trascender la practica estereotipada de la evaluación. Debemos centrarnos primero en la principal tarea que es crear condiciones en el aula que no amenacen la estructura del sí-mismo del estudiante, reducir a un mínimo las amenazas al sí mismo del estudiante y facilitar la percepción diferenciada del campo de la experiencia.

Debemos reconceptualizar al aprendizaje, al aprendizaje situado, entenderlo en su totalidad y con todos sus matices. Debemos racionalizar que en la medida en que el alumno asimile nuevos significados a los viejos y acomode de los viejos a los nuevos estamos logrando que se actualice el “sí-mismo del sujeto cognoscente” esto le permitirá interpretar y comprender la realidad en la que vive.

Por último, tenemos que cambiar nuestras prácticas y concepciones de evaluación, debemos trascender lo que hemos hecho hasta hoy, cuestionar lo que sabemos de evaluación, las practicas evaluativas que realizamos, la eficacia de las técnicas e instrumentos que utilizamos y preguntarnos ¿ Realmente estoy evaluando bien? ¿Estoy evaluando lo que debo evaluar? ¿Qué tengo que cambiar de mis prácticas evaluativas?

1 comentario:

  1. Hola compañero José Fabián:

    Me permito felicitarte por el análisis tan acertado que haces de la concepción del aprendizaje y la influencia que tiene en los jóvenes su entorno desde niños, así como la transformación que van sufriendo al ir renovando sus conocimientos continuamente; en esta dinámica debemos estar inmersos nosotros mediante la transformación de nuestra practica constantemente, de acuerdo a las necesidades de la modernidad y las reformas.
    Retomando la forma de evaluar, si unas simples preguntas no tienen objetividad del conocimiento, entonces ¿por qué se utilizan en pruebas como: pisa, enlace, etc.?.
    Saludos.
    Jesús M. Zozaya A.

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